La bolsa somalí se desploma por el veredicto de las 'tarjetas black'

El miedo se ha esparcido como un virus comecarne en el parqué somalí; SOMALEX 2 perdía el 50% de su valor hoy al cierre, haciendo perder cantidades astronómicas a miles de inversores internacionales

Hace un par de días se conocía el veredicto del caso "Tarjetas Black" en España y hoy llegó a Somalia, principalmente debido al precario estado de los aparatos de telecomunicaciones e internet excesivamente lento, haciendo que las noticias internacionales lleguen a este país unos días más tarde. El resultado, castastrófico y lúgubre: El mercado no reaccionó bien a la sentencia, produciendo un pánico vendedor que no se había visto en desde el estallido de la burbuja del sector bucanero en 2006.

Miles de inversores que buscaban diversificar su portfolio y que contuvieron el aliento durante los últimos 5 minutos antes de cerrar, vieron desvanecer el 50% de su dinero rápidamente, como alma que se lleva el diablo, o como Rato al usar las "tarjetas black".

Diversas fuentes, ligera y superficialmente confirmadas, pero completamente fiables, apuntan que este "descalabro" bursátil ha sido obra del High Frecuency Trading (siglas que significan 'trading de alta frecuencia' en inglés, o lo que viene a ser lo mismo; máquinas con algoritmos satánicos y neoliberales basados en la teoría cartesiana comúnmente aceptada, que pueden comprar y vender millones de acciones en menos de una fracción de segundo).

Lo que está claro es que una de las personas más honestas de España, Rodrigo Rato, es visto como un ídolo de masas en Somalia, a la par que un ejemplo de rectitud moral de inquebrantables cimientos. Esto y su supuesta condena de 6 años ha sido un cóctel explosivo que ha dejado una las mayores bolsas del mundo, el SOMALEX 2, herido de muerte.

Las dos empresas que cotizan en el SOMALEX 2; Jubba Airways y Somali Airlines se vieron completamente mermadas por este "cambalache de ventas efímero" que cogió desprevenido a un amplio grupo de inversores internacionales, vaporizando sus ilusiones de aquirir un nuevo Bugatti Veyron EB 16.4.