En el famoso barrio de Chueca, en Madrid, la gente apenas puede dar crédito a los hechos sucedidos hoy a primera hora de la tarde. Un hombre de 68 años y con un más que evidente trastorno disociativo decidió, sin mediar palabra, defecar en plena calle y lanzar con extremo ensañamiento sus propias heces a los transeúntes que pasaban en aquel momento.
Según testigos anales, un viandante increpó al autor fecal de los hechos por su comportamiento excéntrico y aberrante, pero J.M. decidió con un aparente sentimiento de triunfo lanzar más heces con una precisión increíble para "dejar claro que su lucha por la justa fecalización de la sociedad es una lucha revolucionaria que dará mucho que hablar en el futuro", según sus propias palabras.
Desafortunadamente, varias personas han resultado heridas, entre ellos dos policías que han tenido que ingresar en urgencias dado el estado deplorable de sus uniformes manufacturados en una factoría ilegal en Tíbet. Uno de ellos tendrá que ser operado de un ojo ya que las heces contenían un alto contenido de ácido cítrico seriamente corrosivo.
Después de haber sido interrogado, golpeado sin ninguna consideración hasta la saciedad y haber pasado toda la noche en prisión durmiendo en el suelo, J.M. sorprendió a los medios televisivos que se hacinaban entorno a él justo a la salida de comisaría con un discurso ex cathedra y convicente: "prometo solemnemente haber aprendido la lección y, con toda seguridad, nunca más volver a reincidir por simple respeto a los transeúntes que religiosamente pagan sus impuestos a un estabishment excesivamente afín a una cleptocracia descarada, aunque perfectamente válida, y sobretodo a importantes valores iconoclastas que heredé de dos descerebrados como fueron mis progetinores desde que era un mocoso en pañales", afirmó.
Horas más tarde volvió a realizar deposiciones in extremis en otra calle de Madrid y aplicando el mismo "modus defecandi" que usó en Chueca, forzando a las autoridades a enviarlo a un psiquiátrico, donde es mucho más que probable que pase una buena temporada atiborrado de litio. La policía cree que a pesar de que J.M. padece un trastorno mental, actuó en consonancia y bajo el mandato del autodenominado "Grupo de Liberación Fecal", que ya ha atentado en otras ocasiones en diferentes países.